Hace poco cayó en nuestras manos otra joya de la creatividad humana (alabado sea internet !!!), se presentaba como un cuarteto de música que había decidido distinguirse de entre los muchos que hay, usando su talento y su creatividad para posicionarse de otro modo en el abigarrado mercado musical. Pero a nosotros nos llamó la atención algo más … la excelente metáfora que representaba del camino a la Esencialidad.

La mirada puede ponerse en el ser individual o en el ser del equipo, incluso podríamos hablar del ser social, al fin y al cabo, cada uno es extensión del anterior.

Lo que vimos a través de la metáfora fue un camino, en primer lugar, de la lucha del ego por la supremacía, la visibilidad, la búsqueda de un espacio donde ser protagonista, donde mostrarse y sentirse seguro a través de lo que mejor sepa hacer o a través de oscurecer a otros, a otras energías del ser o a otros egos … como a partir de ahí va cayendo en su trampa, en la competición, como pasa del supuesto éxito al fracaso, al ruido, a la incomodidad, a la disonancia … y, por último, como poco a poco puede salir de ahí, integrando las distintas voces del ser, de la orquesta que somos (en este caso cuarteto) a través de la aceptación, del reconocimiento del valor de cada voz o energía, más allá de los miedos y de lo que intenta proteger el ego …

Y esto, como decíamos, lo podemos destacar a nivel individual o a nivel de equipo, donde cada ego entra en lucha de poder con el del otro, hasta que, dándose cuenta de que así no se llega muy lejos, es capaz de entrar en un espacio de sabiduría y comprender el valor de cada uno y el potencial que se despliega desde la integración, la plasticidad y la sinergía … el resultado de un equipo de alto rendimiento, donde cada talento tiene su espacio y es la suma la que origina algo mucho mayor.

Solo cuando integramos el ser desde la sabiduría interior, podemos trascender la trampa a la que nos conduce engordar el ego intentando luchar por un éxito individual, por la supremacía de una energía (instrumento interior) por encima de otro (ser renegado, sombra) para poder así entrar realmente en contacto  con nuestro don, con nuestro talento, con el potencial que somos tanto individualmente como en equipo.

Sin duda, toda una metáfora del camino a la Esencialidad.

 

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