Charles Handy, ex presidente de la Shell y professor de la London Business School, nos cuenta su experiencia y conocimientos acerca de quienes suelen ocupar los cargos directivos de las grandes empresas. Nos alerta del peligro y sin sentido de trabajar por la ambición del dinero y de las comodidades, poder o la seguridad que él nos facilita.

Vivir de forma auténtica, trabajar desde la contribución ética y en contacto con la esencia y nuestra sabiduría es básico para una vida feliz, una vida conectada y despierta.

Mike George, de Brahma Kumaris habla de tres vidas a elegir:
  1. La vida placentera: normalmente se piensa en trabajar para descansar, en la salida del trabajo, en las vacaciones.
  2. La buena vida: una vida centrada en la seguridad, las comodidades, el dinero.
  3. La vida significativa: en ella se elige contribuir a algo más grande. Desde la vocación, el talento y la pasión usada al servicio de otros.
La persona centrada en buscar la primera o la segunda vida tiene una felicidad cíclica, no puede mantener la felicidad o el placer todo el día porque la felicidad viene de afuera. Sin embargo, en el tercer caso la felicidad o la plenitud es autogenerada, es autotélica, es decir, el fin lo pone uno mismo al hacer algo con sentido propio. A veces basta con cambiar la percepción de para qué uno va a trabajar, y centrarnos más en el propósito trascendente que en las comodidades que se obtienen o el dinero, que es necesario pero no significativo.
Lo óptimo, nos dice, es tener un claro sentido de propósito en la vida, contribuir  a algo que tenga sentido y utilizar nuestra capacidad creativa.
Para ello, es necesario atreverse a salir de la zona de confort, dejarse guiar por la «estrella polar» en lugar de por el miedo y entrar en contacto con el talento, el potencial, la esencia que somos.

La necesidad de trascender el ego y conectar con la sabiduría se hace evidente.

Feliz viaje!!!

 

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foto charles handy LV